Del mismo modo que nuestra entidad puede verse como un cúmulo altamente improbable de circunstancias en coherencia que adquieren un sentido determinado ( ser x ), este tipo de sincronía también la podemos percibir en determinadas situaciones que, de pronto, adquieren un Sentido Íntimo para nosotros. Hay ciertas entidades, que tal vez esperaríamos percibir como Persona, pero que se manifiestan como Campos de Circunstancias Significativas.
Pero la percepción debe entrenarse para captar este tipo de InFormaciones. Podemos comparar la percepción a un Contacto, pero en la duración infinitesimal de tiempo que transcurre entre esa impresión y el surgimiento de la idea que atribuye un nombre al objeto del contacto, se incorpora un elemento de registro causal. Esta compulsión se puede comparar a la interposición, entre el puro contacto y nuestra conciencia, de una pantalla sobre la cual hay figuras pintadas.
¿Qué es esa pantalla? Los tibetanos la denominan pagtchags (en sánscrito vasana), es decir propensidad, inclinación, hábito, pero más exactamente: memoria
El camino reverso de la impresión debería generar una propensión a cierta circunstancia a condición de que
“Autoconsciencia: hacer frente a los espejos que pasan cruzando el universo, arracimando nuevas imágenes a su paso... reflejándose indefinidamente. El infinito visto como finito, el análogo de la consciencia arrastrando consigo atisbos entrevistos de infinito.”
Metáfora del Mentat Duncan Idaho