Un gran logro es conseguir no vivir en el mundo
cotidiano. Tal vez Carlos Castaneda lo llamaría adentrarse un poco en la Segunda Atención.
La idea es que, de un modo totalmente tangible, haces que tu atención y tu
energía vital dejen de estar tan amarrados al Mundo Consensuado. Si, aunque
solo sea un poco, logras aflojar las cadenas que mantienen tu sistema cognitivo
atado al “programa de control de la percepción”, si te resistes a interpretar
el mundo como has sido condicionado a hacerlo, notarás que adquieres una
fluidez especial. No solo tú, sino todo lo que seas capaz de captar con esa Segunda
Visión adquirirá una cualidad más vibrante; sin la fijeza estancada que impone
el Sistema de Control, cosas que
parecen imposibles sucederán.
Al principio no es indispensable dar un gran salto hacia la
segunda atención, con tan solo adentrarse un poco en ella y sacudirse el
amarre, el mundo cotidiano y sus usurpadores de conciencia perderán parte de su
poder sobre ti.
Habiendo conseguido esa ligereza, un cambio en la “textura de tu cuerpo" comenzará a operarse silenciosamente. Tu imagen psíquica y tu
cuerpo físico comenzarán a acercarse trayendo el balance apropiado para
fortalecerse lo suficiente y seguir avanzando. Un síntoma muy curioso de este
proceso es la sensación única de que tu cráneo, tu calavera, tu cabeza se ha
convertido en una caja de resonancia que puede vibrar y resonar, como un
Stradivarius, como los cuernos de un diapasón...