En la entrada
anterior se hacía una distinción entre dos tipos de deidades. Por un lado están los
“Empíreos”, que son entidades Acausales e inefables, y por otro lado están las
“Antiguas Razas”, que hacen referencia a estirpes de gente sobrehumana
con atributos divinos ( Por ejemplo, los Tuatha de Danann, los Aesir, etc…) Estos “dioses” ancestrales de las épocas “heroicas”
son frecuentemente percibidos a través de lo que puede denominarse Herencia
Psíquica.
En algunas
culturas aún se rememora y honra a aquellos Héroes de naturaleza superior, que
mediante sus actos, sus conquistas, su sabiduría y su astucia forjaron sus coronas
entre las estrellas
Un amigo mío,
estudioso del “tema Thule”, frecuentemente habla de la necesidad de remontar el
Río de la Sangre. Se
trata de alcanzar y reencontrarse con el origen Mítico que da lugar, a lo largo de los eones, a la expresión que uno
es, o deviene – y al esotérico significado de Nación –
… De algún modo,
se insinúa detrás de esta idea la imagen de la Serpiente Uroboros ,
que forma un círculo completo.
Como Gustav
Meyrink escribe dando voz a los Hoël Dhats
(príncipes ancestrales de Gales): “…Te
convertirás en la copa del árbol destinado a contemplar la luz de la
Vida. Yo soy la raíz que impulsa las
fuerzas sombrías hacia la claridad. Cuando el árbol haya alcanzado cierto
punto, tú serás yo, y yo seré tú…”