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¿Cuanto
tiempo más tardará nuestra querida Europa en pasar a la acción, o
en “neo-reaccionar” ?
Hay
tanto por limpiar!...debemos comenzar
eliminando
a la escoria islámica que ensucia nuestras tierras...
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La
balanza de precisión que el alquimista Thomas Norton ( 1433 - 1513 )
tiene sobre la mesa transmite un mensaje evidente al observador y,
para acabar de aclarar el asunto, leemos en la divisa desplegada
sobre su cabeza: “Compone
Lapidem absque repugnantia”
- Compón
la Piedra sin repugnancia / oposición / resistencia.
Junto a la balanza podemos ver la imagen de un Sol y una Luna, y,
formando un tercer vértice, un pequeño Crisol...
Hay
dos cintas más con sus respectivas leyendas. Una está sobre el
operario de la izquierda y dice: “Separabis
terram ab igne, subtile ab spisso” -
Separa
la tierra de lo ígneo, lo sutil de lo espeso;
la otra, sobre el operario de la derecha dice: “Mane
prope vas et nota colores”
- Permanece
junto al vaso y atiende a los colores.
Hay
muchos más elementos dignos de mención en la ilustración, pero los
dejo a merced de la perspicacia de cada uno...
Descripción
del laboratorio de Thomas Norton - Ordinall of Alchemy - por Elias
Ashmole ( 1617 – 1692 ) en su Theatrum Chemicum Britannicum (1652)
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Cuando
uno se sirve de cierto tipo de “trucos oscuros” para abrir
caminos improbables entre la maraña del mundo cotidiano, una especie
de glamour deja su impregnación en la psique de quienes son
“víctimas” de tales maniobras – y también en la propia! -.
Esto tiene sus evidentes ventajas, pero también puede traer
consecuencias extrañas. Esa impregnación que habita en un número
determinado de personas puede adquirir la suficiente coherencia como
para devenir una criatura separada con una relativa autonomía...Algo
con una imagen parecida a la propia, que se mueve en un espacio más
fluido... pero que no soy yo, pues tan solo representa un aspecto
parcial de mi personalidad.
Entonces
se producen esas situaciones curiosas en las que uno, necesariamente,
debe hacerse responsable de esa suerte de Doppelgänger, de esa
versión que se presenta ante ti con sus incómodas preguntas y con
todo el dolor que puede haber causado reflejado en su mirada
inhumana.
Las
consecuencias de las acciones adquieren derivas difíciles de
predecir, pero de algún modo, allá donde estén, siguen vinculadas
con la fuente que las originó.
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Llevábamos
buena parte de la mañana corriendo; éramos tres chicos y una chica,
y habíamos salido de la pista forestal para adentrarnos en un
desdibujado sendero que casi parecía discurrir campo a través ( con
apenas unas piedras amontonadas una encima de la otra como esporádica
señal ). Corríamos en silencio, como nos gusta, tratando de hacer
el menor ruido al pisar el suelo, con solo el acompañamiento del
viento, el inevitable crujir de algunas hojas secas, el extraño
canto de algunos pájaros, el lejano bramido de un toro...y nuestra
respiración rítmica y resoplante.
Aquí
no hay la tensión de cuando practicamos esgrima, no hay el cálculo,
ni el asalto sincopado, no, aquí se trata de un flujo más primario
y simple...correr, avanzar, subir la pendiente, aguantar y disfrutar
del “galope”, del aire fresco y los aromas que se alzan del frío
bosque y llenan nuestros pulmones; y alejarse del cacofónico mundo
de los humanos.
Acabábamos
de cruzar un caudaloso pero estrecho riachuelo saltando con cuidado
de roca en roca cuando divisamos una pequeña figura rojiza y orejuda
plantada en medio del sendero. Aminoramos el ritmo hasta que
identificamos al pequeño zorro que estaba allí quieto, alerta,
observándonos con una curiosa expectación. Nos detuvimos para no espantar al animalillo ... Llevaba
algo en la boca, como una piedra grande, blancuzca, casi
transparente...El zorro dejó la roca en el suelo y salió corriendo
a esconderse entre unos arbustos.
Cuando
tuve la roca en mi mano, reconocí enseguida que se trataba de un
trozo de una “piedra de sal” como las que dan los pastores de por
aquí a las vacas. ¿Qué haría el zorro con un trozo de esos
bloques?
Dado
el contexto, la situación no podía ser más simbólica. Decidimos
que aquel trofeo pertenecía al animal, así que lo dejamos allí
para que el zorro los viniera a recoger, no sin antes astillar con el
cuchillo cuatro pequeños guijarros que nos metimos en el bolsillo...
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¿Acaso
no es el propio Pneuma del alquimista, su espíritu vivificante, lo
que pone en marcha la metamorfosis del cuerpo, el alma y el espíritu?
D.A.
Freher, Paradoxa Emblemata (s. XVIII)
"Devuelve al Uno lo que tienes de Él, si quieres poseerlo. Sólo así llegarás a ser un perpetuum mobile"
Parece
un paradoja el hecho de que para conservar tu Pneuma, debas devolver
el hálito al Cosmos del que procede... Los códigos del Perpetuum
Mobile.
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Barchusen,
Elementa Chemicae, Leiden 1718
Más
claro....Azoth
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Oedipus
Aegyptiacus (1652 – 1654)
Vemos
como cada vuelta de la espiral descrita por el escarabajo
hermafrodita viene regida por un determinado metal planetario. A la
izquierda, en un sentido ascendente, se hallan los planetas solares
masculinos y a la derecha, si se quiere en un sentido descendente,
los planetas lunares femeninos. La doble hélice indica el movimiento
de retroalimentación entre la
._._..-_.-._-_-.-.-..-_-_..-_.--._.-.-._..-.._._._ y el
-.._-._.._.-.-_..-.---._.--.._.-.-._- que debe producirse en el
transcurso del Opus.