Ser consciente de lo que sucede a nuestro alrededor -sentir el flujo de acontecimientos- y a la vez ser consciente del reflejo que estos acontecimientos despiertan en nuestro interior...y viceversa ( darse cuenta de las respuestas externas a nuestras impresions subjetivas ) Ser consciente de estos dos flujos simultáneos y también ser consciente del elemento en nosotros que lleva a cabo esta acción de prestar atención. Suma además el llegar a ser consciente no solo del elemento que lleva a cabo esta acción, sino de “quien” quiere llevarla a cabo…
Pues bien, llega un momento en que ( siguiendo el entrenamiento del movimiento y la actuación autoconsciente ) el practicante comienza a tener la percepción de que el espacio - tiempo se comporta de un modo sutilmente diferente a su alrededor. Si su cuerpo está entrenado para soportar aceleraciones bruscas, puede llevar a cabo actos repentinos extraordinarios ( dependiendo de la lucidez del practicante ). Más aún, la sensación de “Déjà vu” se vuelve recurrente y puede ser sostenida por periodos cortos, pero lo suficientemente persistentes como para ser útiles a la hora de anticipar ciertos sucesos inminentes.