# 1- Las ondas solitónicas que se transmiten a través del cuerpo celular sin apenas resistencia
transportando la información neuroeléctrica afectan a los filamentos proteicos
del ADN a través de los canales iónicos mediante frecuencias de vibración resonantes.
Dada la propia naturaleza de las ondas solitónicas es de esperar que un
determinado patrón neuroeléctrico autosostenido, es decir un constructo de
consciencia que devenga resonante, pueda montarse sobre un solitón y
perpetuarse sin necesidad de continuos impulsos electroquímicos. Esto conlleva que
la firma de un patrón neuroeléctrico, que adquiera la “cadencia” requerida para
encajar en los parámetros implicados en la ecuación no lineal de Schrödinger ( ¿y escapen a la densidad de los Espacios Hilbert? ), pueda convertirse en
una “amplitud de probabilidad cuántica” similar al Solitón de Peregrine ( Rogón
).
Solitones de este tipo ya han sido montados en fotones a lo largo de fibras
ópticas y se ha observado que en medios dispersivos las diferentes variaciones
siguen conservando en todo momento la firma original y característica de la
función inicial.
Las ecuaciones que describen
la propagación de impulsos nerviosos en un axón neuronal ( las ecuaciones cable
) - un medio altamente no lineal -
describen la formación de solitones basados en perturbaciones no mecánicas
demostrando que es posible transportar electricidad sobre solitones sin apenas pérdida
de energía. (!)
En sistemas no lineales
recreados en laboratorios con superconductores, los solitones bajo disipación pequeña
mantienen su forma y se siguen desarrollando pero se aprecia cierta pérdida de
amplitud, velocidad, etc- ¿Sucederá lo mismo en espacios disipativos no
lienales, no sujetos a los espacios Hilbert?
# 2- Como el Dr.
Franz Winkler observa: “En tiempos antiguos los secretos de la naturaleza esencial
del hombre, y las fuerzas que se arremolinaban en su destino, eran contemplados
en los grandes corpus iniciáticos paganos. Aunque el hombre era completamente
consciente del papel que juega la herencia en modelar el organismo psicológico y
fisiológico de un ser humano, no pensaban que el núcleo más íntimo del ser
humano fuera un producto de fuerzas puramente biológicas. A este núcleo íntimo,
denominado por los Griegos, έντελέχεια o Daimón del hombre, se le acreditaban
cualidades únicas del individuo, discernibles de las características del cuerpo
que inhabitaba. Y en virtud de la misma,
existía la posibilidad de que, si se cumplían ciertos requisitos, la conciencia
no cesara con la muerte del organismo.
Entre otras
cosas, los dioses inmortales se diferenciaban del hombre por la perpetuación
indestructible de su conciencia. Puesto que las antiguas ideas sobre el
misterio del nacimiento no se pueden desvincular de las filosofías paganas relativas
a la existencia suprasensible de la psique, ciertos conceptos generalmente
aceptados en la era pre-Cristiana deben ser recalcados:
Generalmente,
según las epistemologías paganas (refiriéndonos aquí principalmente a la Europeas ), la conciencia
después de la muerte podía llegar a uno de tres niveles.
El primer
nivel era el que estaba adjudicado al hombre común: un estado como en un sueño,
con ausencia casi completa de memoria e identificación personal, llamado Hades
en Griego y Hel en la mitología Germánica…
El segundo nivel
lo era capaz de alcanzar un héroe verdadero, un ser cuyos actos de coraje y
creatividad le habían distinguido de mortales ordinarios. Los Griegos llamaban
este estado Los Campos Elisios, los Germanos Walhalla...
El tercer
nivel se alcanzaba por aquellos, que eran capaces despegarse de los limites
estrechísimos de la conciencia atada a las percepciones mundanas, y de esa manera traer nuevos impulsos a la existencia.
Ya aún viviendo en sus propios cuerpos, su conciencia había asumido un estado
divino. Y así estos seres, mitológicamente hablando, podían caminar entre las
estrellas…”
# 3- Conocer no es copiar lo “real” sino obrar sobre el
lienzo de la “realidad” y transformarlo. El conocer es un resultante del
Inteligare que en el hombre puede extenderse desafiante al universo entero. Como
diría Piaget: “Conocer como capacidad de dar significado a lo que se percibe
y aún al universo entero…”
El aprender
debe ser entendido, entonces, como un ejercicio de
creciente dominio psicológico que posibilita la aprehensión objetiva del
funcionamiento de los entes y que da, como efecto, una forma de ser (formación,
educación) y de actuar propia, crecientemente autónoma, a la vez libre y ordenadora
en la interacción con el mundo. De aquí que aprender implique un re-hacer o re-construir
los objetos que se aprenden en virtud de la propia subjetividad humana. La
autonomía del sujeto, cuando esta verdaderamente existe, aparece entonces como
una causa y como un efecto de una creciente organización- de un Orden- del
dominio del sujeto sobre sí mismo y sobre las acciones sobre las cuales
interactúa con el mundo.
De aquí que el aprender y educarse no sea un
mero ejercicio de la subjetividad del sujeto; ni tampoco sea un mero copiar la "objetividad de los objetos" (una reproducción automática y muerta de lo recibido, del statu quo); sino un ordenamiento Inteligente ( interligado ) del flujo objetividad/subjetividad.
Así, la capacidad de Ordenar es lo
que convierte las interrelaciones con el contexto en elementos vivos
susceptibles de producir cambio e Información...