viernes, 3 de agosto de 2012

Invisible en el techo



Caminaba por la exposición mirando las obras expuestas a derecha e izquierda, cuando de pronto, mi visión periférica se vio atraída por una escultura, una obra cinética – una especie de rejas superpuestas con diferentes ángulos de desfase - de metal bruñido que estaba encajada discretamente en el techo, a modo de enigmática ventana ( no era algo que colgara y descendiera, como una lámpara…). Me quedé un rato observando esa escultura, y poco a poco me di cuenta que nadie, o casi nadie advertía su presencia. Leían la descripción sobre la obra y el autor que había colgada en la pared adyacente pero no se les ocurría alzar la mirada, tan solo giraban la cabeza a su alrededor confundidos. La gente prestaba atención solamente lo que estaba dispuesto en su plano de visión usual.
Pensé que esa forma de actuar era paradigmática…Como si, a través de una costumbre largamente establecida, las personas pudieran tocar y relacionarse sólo con los suelos y las paredes; de este modo, los objetos del techo y del cielo llegan a ser, eventualmente,  invisibles…Tal vez los grandes Abismos comienzan en los techos y no en el suelo
Estuve espiando desde un discreto rincón la escultura encajada tan disimuladamente, sonriendo, pensando que quizás estaba dando demasiado significado a una tontería… y que aquellos techos eran exageradamente altos y con diferentes niveles…y ( como supe después ) el director de la galería y el autor estaban experimentando con una disposición exótica...El caso es que mientras estuve allí, solamente cinco personas de todo un barullo de gente  fueron capaces de captar la existencia de esa obra extrañamente dispuesta.
Así sucede con cierto conocimiento y ciertas percepciones. Con gran frecuencia se puede decir que la gente hace suposiciones – tales como “no hay nada en el techo”- que no intenta verificar por sí misma. Hay una enseñanza, un entrenamiento, diseñado para atraer la atención de forma persistente hacia la postura de “hay algo ahí” más allá de mi concepción ordinaria que puedo descubrir...