viernes, 22 de junio de 2012

In Trapezoidal et Phialam


Solamente unas pocas líneas al respecto...

Esto se puede expresar mediante la parábola del niño sediento que va a buscar agua a un pozo sagrado. El niño es la fuerza inicial que Es antes que la mente; el futuro Self que necesita alimentarse del agua misteriosa. Para acceder a ese flujo insondable al otro lado del pozo, deberá antes fabricar un recipiente, un cuenco. Este recipiente debe ser forjado por el muchacho con el “metal mental” extraído de los aspectos más profundos y puros de sí mismo. Una vez hecho esto, el aguador, podrá extraer del pozo del Agua Sagrada, lo titánico que está más allá de la conciencia homoanimal, más allá de la persona, más allá de los conceptos, y de este modo podrá alimentarse con los nutrientes apropiados para su desarrollo.

Para forjar y manejar este recipiente de “metal mental”, hay varios tipos de procesos, uno de ellos es el Simulflujo o Recuerdo  de Sí en Acción ( véase lo que dice Gurdjieff al respecto )… Es sabido que el recuerdo de sí permite que la consciencia atenta, a medida que se vuelve capaz de actuar y percibir disociada de las capas exteriores de la persona, vaya adentrándose en las profundidades del Self hasta acercarse al Núcleo Ígneo. Mediante este proceso, el recipiente se purifica de toda escoria hasta convertirse en Materia Lúcida. La mente deja de servir como durmiente marioneta de la persona fósil, y  da la mano al Embrión Fosfórico del núcleo de su ser. De este modo, el Cuenco y lo Trapezoidal se unen formando un Cáliz apto para recibir el Elixir.

Solamente accediendo a las profundidades de este Pozo, ciertos procesos accesorios se vuelven efectivos. Por ejemplo, uno puede tratar de “cortocircuitar” temporalmente la atención de un oponente siguiendo al pie de la letra una determinada técnica (comunicada mediante tradición oral...) Pero solamente si el aprendiz ha logrado cierto nivel de acceso al Flujo profundo  el “neuro-encantamiento” surtirá afecto…