Mi segundo maestro de esgrima me dijo una vez que en el trasfondo de toda
victoria había dos elementos que eran claramente determinantes: la actitud (orientación) y
la aptitud (capacidad). La actitud implicaba, a
grandes rasgos, un cierto tipo de carácter, una voluntad decisiva y un ánimo adecuado,
energético y creativo, es decir el “deseo” de crear situaciones ventajosas en
el combate. Y la aptitud era aquello que debía filtrarse en cada técnica
aplicada; la capacidad de encontrar maniobras que permitan cambiar la perspectiva de los
acontecimientos abriendo “huecos” en la guardia del oponente. Cambiando la
perspectiva, el ángulo de enfoque en el discurrir de la “phrase d’armes”, salen
a relucir nuevos y eventualmente ventajosos esquemas de percepción.
En cualquier ámbito, la habilidad de encontrar o “generar”
nuevos enfoques, permite acceder e incluso moldear nuevos mundos de percepción.
En lo
tocante a la actitud en la vida diaria, se me ocurre una humilde retahíla de
sugerencias ( también auto-sugerencias) …El aprendiz no se conforma, siempre supera
y transforma. Él instrumentaliza, incorpora y absorbe, y no limita las fuerzas profundas de su imaginación. No da la espalda al peligro, no evade el
miedo. Él penetra, encuentra palancas y transmuta. Si logra superar y alzarse
sobre la percepción “homoanimalmundana” podrá probar el Soma, pero deberá
mantener la conciencia clara y soberana. El aprendiz podrá utilizar lo que a
otros obnubila o asusta, y de ese modo se ejercitará en el refinamiento de su
Voluntad y de su Mente. Cada vez que falla, se reincorpora a la lucha con más
ahínco. Es ágil y es recio. Extrae fortaleza tanto de cada derrota como de cada
victoria. Hace lo que hace comprendiendo la resonancia en el contexto. Puede
adentrarse en el caos para probarse, para poner su orden y Luz. Da la bienvenida a
los eventuales riesgos pues ellos le ayudan a templar su acero. Trata de
reforzar por todos los medios su empatía, su honestidad, su ingenio y su poder,
y su consciencia habla con la Voz
de un futuro Titán.
