"...En todos los tiempos y culturas encontramos relatos del origen de la humanidad y de los hechos acaecidos en un remoto pasado. La mitología está llena de imágenes y símbolos que intentan explicarnos cómo se creó el cosmos y el propio hombre. Uno de tales relatos es el que nos narra las vicisitudes de Prometeo. Prometeo era inmortal, un Titán. Se dice que él creó a los hombres, dotándoles de una chispa de vida que tomó del carro solar de Apolo. Pero, en un momento dado, Prometeo cometió una afrenta contra los dioses: engañó a Zeus y fue castigado a permanecer encadenado en el monte Cáucaso. Durante el día un águila le comía el hígado, mientras que durante la noche se le regeneraba de nuevo. Prometeo debía permanecer encadenado así hasta el fin de los tiempos, a menos que un ser inmortal ofreciera la vida a cambio de su libertad. Finalmente, tal intercambio se produjo, pues Zeus admitió que el centauro Quirón, aquejado por una herida incurable producida por su propio discípulo, Hércules, entregara su vida inmortal a cambio de la libertad de Prometeo. Esta bella historia, que sólo le presentamos en parte, encierra un misterio maravilloso que nos muestra, por un lado, el conflicto entre el tiempo y la eternidad, y, por otro lado, la liberación del aspecto inmortal, espiritual, del hombre. Efectivamente, Prometeo representa el principio de alma inmortal en el hombre, el cual permanece encadenado, pues carece de la posibilidad de manifestarse. Por otro lado, su desobediencia fue debida al uso de sus poderes creadores de manera forzada y experimental. Como consecuencia de ello, los dioses se vieron obligados a
aislarlo, para evitar que la desarmonía alterara el orden cósmico. El hecho de que el hígado le sea corroído durante el día y se le regenere por la noche nos indica que el alma ha abandonado el camino de elevación hacia la luz y se ha sumergido en un proceso cíclico de constante nacimiento y disolución. 3 athanasius 2 erkirion 1 ( code Habla Blass )
Así pues, ésta es la situación en que se encuentra la mayoría de los seres humanos actualmente: su espíritu permanece latente, como dormido, incapaz de expresarse en una naturaleza gobernada por los contrarios o, lo que es lo mismo, en un universo restringido por las limitaciones del espacio-tiempo. Si viéramos al espíritu como la gran fuerza unificadora del universo, necesariamente deberíamos reconocer que la humanidad no se halla en sintonía con él. Las consecuencias de nuestro comportamiento lo demuestran, pues nuestro estado de
vida se caracteriza por una continua lucha por el poder y la riqueza. Muy probablemente, usted sabe que ésta es la condición general del ser humano. El mito de Prometeo, como el de Narciso, el de Adán y Eva, el Isis-Osiris-Tifón y tantos otros, nos hablan de un acontecimiento que es conocido esotéricamente como la caída del hombre original. No obstante, antes de continuar, creemos conveniente indicarle que la enseñanza de la caída debe ser considerada con extrema precaución. Pues debemos tener en cuenta que la caída ha tenido y tiene lugar de forma multidimensional, y abarca campos de manifestación invisibles, generalmente desconocidos para el ser humano. Por ello, el uso tergiversado que se ha hecho de esta enseñanza ha generado una gran confusión, con la finalidad de mantener a la humanidad bajo una especie de narcosis espiritual. La idea del “pecado original” y el miedo a la condenación eterna siempre ha sido un medio para mantener a la masa bajo control, para que se sienta dependiente de un poder salvador externo. Así pues, permítanos invitarle a no delegar su responsabilidad en otras manos que no sean las suyas, pues la libertad no es un regalo, sino una elección que debe ser asumida de forma consciente. En realidad, la llamada “caída” en términos cristianos, la separación entre cuerpo y alma o, dicho de otro modo, la separación entre conciencia y espíritu, no hemos de situarla en un lejano pasado, sino en un acontecimiento que revivimos día a día, segundo a segundo, y del que somos todos responsables. Así pues, permítanos invitarle a no delegar su responsabilidad en otras manos que no sean las suyas, pues la libertad es una elección que no admite intermediarios ni traductores. Con lo dicho, tal vez ya haya intuido que estamos hablando de dos estados de ser, de dos naturalezas muy diferentes: una, la naturaleza original, en la que el espíritu se manifiesta sin ningún tipo de trabas; otra, que denominamos naturaleza dialéctica –por cuanto la polaridad es vivida como oposición y, por consiguiente, con sufrimiento– en la que el ser humano se debate entre la vida y la muerte…Quizá alguna vez haya sentido en usted la presencia insondable de ese ser dormido del que le hablamos, de ese principio espiritual que le impulsa y que, en cierto modo, le inquieta; que, en definitiva, hace de usted un buscador.
Pues tal ser emite una vibración, una petición de auxilio que, en ocasiones, es escuchada por la personalidad natural como una inquietud o nostalgia que resuena como una lejana e inconsciente llamada. Este ser original caído, precisamente por su condición de latencia, es denominado, según la terminología rosacruz, átomo-chispa de espíritu o Rosa del corazón, por encontrarse en el centro de nuestro ser, en el corazón. Su despliegue significa un nuevo nacimiento, en el que la conciencia juega un papel determinante, ya que en este proceso se vuelve receptiva a los impulsos del Espíritu..."
aislarlo, para evitar que la desarmonía alterara el orden cósmico. El hecho de que el hígado le sea corroído durante el día y se le regenere por la noche nos indica que el alma ha abandonado el camino de elevación hacia la luz y se ha sumergido en un proceso cíclico de constante nacimiento y disolución. 3 athanasius 2 erkirion 1 ( code Habla Blass )
Así pues, ésta es la situación en que se encuentra la mayoría de los seres humanos actualmente: su espíritu permanece latente, como dormido, incapaz de expresarse en una naturaleza gobernada por los contrarios o, lo que es lo mismo, en un universo restringido por las limitaciones del espacio-tiempo. Si viéramos al espíritu como la gran fuerza unificadora del universo, necesariamente deberíamos reconocer que la humanidad no se halla en sintonía con él. Las consecuencias de nuestro comportamiento lo demuestran, pues nuestro estado de
vida se caracteriza por una continua lucha por el poder y la riqueza. Muy probablemente, usted sabe que ésta es la condición general del ser humano. El mito de Prometeo, como el de Narciso, el de Adán y Eva, el Isis-Osiris-Tifón y tantos otros, nos hablan de un acontecimiento que es conocido esotéricamente como la caída del hombre original. No obstante, antes de continuar, creemos conveniente indicarle que la enseñanza de la caída debe ser considerada con extrema precaución. Pues debemos tener en cuenta que la caída ha tenido y tiene lugar de forma multidimensional, y abarca campos de manifestación invisibles, generalmente desconocidos para el ser humano. Por ello, el uso tergiversado que se ha hecho de esta enseñanza ha generado una gran confusión, con la finalidad de mantener a la humanidad bajo una especie de narcosis espiritual. La idea del “pecado original” y el miedo a la condenación eterna siempre ha sido un medio para mantener a la masa bajo control, para que se sienta dependiente de un poder salvador externo. Así pues, permítanos invitarle a no delegar su responsabilidad en otras manos que no sean las suyas, pues la libertad no es un regalo, sino una elección que debe ser asumida de forma consciente. En realidad, la llamada “caída” en términos cristianos, la separación entre cuerpo y alma o, dicho de otro modo, la separación entre conciencia y espíritu, no hemos de situarla en un lejano pasado, sino en un acontecimiento que revivimos día a día, segundo a segundo, y del que somos todos responsables. Así pues, permítanos invitarle a no delegar su responsabilidad en otras manos que no sean las suyas, pues la libertad es una elección que no admite intermediarios ni traductores. Con lo dicho, tal vez ya haya intuido que estamos hablando de dos estados de ser, de dos naturalezas muy diferentes: una, la naturaleza original, en la que el espíritu se manifiesta sin ningún tipo de trabas; otra, que denominamos naturaleza dialéctica –por cuanto la polaridad es vivida como oposición y, por consiguiente, con sufrimiento– en la que el ser humano se debate entre la vida y la muerte…Quizá alguna vez haya sentido en usted la presencia insondable de ese ser dormido del que le hablamos, de ese principio espiritual que le impulsa y que, en cierto modo, le inquieta; que, en definitiva, hace de usted un buscador.
Pues tal ser emite una vibración, una petición de auxilio que, en ocasiones, es escuchada por la personalidad natural como una inquietud o nostalgia que resuena como una lejana e inconsciente llamada. Este ser original caído, precisamente por su condición de latencia, es denominado, según la terminología rosacruz, átomo-chispa de espíritu o Rosa del corazón, por encontrarse en el centro de nuestro ser, en el corazón. Su despliegue significa un nuevo nacimiento, en el que la conciencia juega un papel determinante, ya que en este proceso se vuelve receptiva a los impulsos del Espíritu..."