Receptores de estiramiento músculo esquelético y neuronas sensoriales localizadas en el oído interno generan la sensación de estar en el espacio, esto es, el sentido de la propiocepción. Hay sensores propioceptores especializados en captar gradientes de presión, luz, temperatura, sonido que transmiten la información al cerebro a través de los husos musculares localizados en el interior de las fibras del músculo. Guardando un registro de los movimientos inmediatamente precedentes y preparando automáticamente los impulsos eléctricos que ordenarán los subsiguientes para mantener el equilibrio y desarrollar una acción planificada, el centro nervioso de las aferencias sensorias, nos da una referencia extraordinaria del tiempo. Mediante ejercicios kinestésicos, posturas de equilibrio precario, el sistema propioceptivo aprende a percibir el tiempo.
Si se ejercitan las capacidades cinestésicas vinculando percepción lumínica con sonora, cruzando sensaciones táctiles con colores, sabores con sonidos etc…un practicante podrá tratar de vincular dichas percepciones con el sistema propioceptivo, lo que le dotará de un sentido especial del espacio-tiempo.