“…Las sabidurías antiguas y las nuevas ciencias enseñan la existencia de un universo pluridimensional cuya base es un movimiento de creación intemporal, acausal, que escapa a toda tensión conflictiva. Es a este nivel que se localiza la más alta concentración de energía. Se suele designar paradójicamente este nivel por el término «Vacío» porque está carente o «vaciado» de todas las calificaciones y propiedades familiares. Pero este «Vacío» no es una nada. Es una Plenitud inaccesible a nuestras representaciones verbales.Tal es el «holomovimiento» evocado por el físico David Bohm. Es la fuente y fundamento de todas las dimensiones del universo. El holomovimiento es prioritario, él sostiene y domina todos los otros niveles.En el verdadero estado de meditación el ser humano «Despierto» consigue, por el silencio del pensamiento, una transparencia interior que permite a la plenitud de «consciencia-amor» del holomovimiento expresarse libremente cualquiera sean las circunstancias. Tal es «el estado natural», «el estado de orden» por excelencia que de manera definitiva libera al ser humano del sufrimiento.Una pregunta aparece entonces: ¿cómo deshacerse del dominio de la dualidad? Toda persona que se consagre seriamente y de manera integral a la liberación de las tensiones implicadas en la dualidad debe consagrar una gran energía a la atención. La plenitud de la visión holística y del amor se logran a ese precio. La calidad de la atención necesaria reclama nuestra mayor sensibilidad. Esto está indisolublemente unido a la claridad de los niveles más elevados de la inteligencia. Estamos aquí, según la visión de los lógicos y cartesianos, en plena paradoja. Es muy útil y natural que sea así.Los aspectos aparentemente contradictorios de simplicidad y complejidad son complementarios y dependen de la actitud de aproximación del observador. Se trata de la evidente consecuencia de una ley universalmente aceptada: «el grado de observación crea el fenómeno». Esto es válido tanto física como psicológicamente.La interdependencia entre el observador y los fenómenos observados se revela de una tal amplitud que el observador es actualmente considerado como «participante». Las consecuencias de esta interdependencia y de esta visión de unidad son muy vastas. El espíritu, la materia, la consciencia, la vida, la muerte, son aspectos de una misma Realidad que los engloba y domina. Los trabajos de David Bohm sobre la plenitud y la consciencia del universo son elocuentes para este propósito.Estos trabajos ponen en evidencia que existe un universo pluridimensional cuya naturaleza profunda es la creación por el holomovimiento-consciencia-luz. Esta Realidad excede toda posibilidad de expresión verbal o intento de representación conceptual. Persistir en querer definirla o expresarla verbalmente nos conduce a la formulación de una sucesión de palabras un tanto ridículas y tan inútiles que nos llevan a evocar cualidades frecuentemente antropomórficas. Esto pone en evidencia las dificultades resultantes de lo inadecuado del lenguaje corriente en el dominio fundamental que nos ocupa.Los bloqueos y dificultades de comunicación del lenguaje tradicional han conducido a David Bohm a proponer un lenguaje nuevo que dé prioridad a los verbos sobre los sustantivos. Según David Bohm, sería el resultado de la prioridad del holomovimiento en relación a los aspectos residuales de un universo donde la imperfección de nuestros sentidos oculta las profundidades creadoras.En este fin del siglo XX, la nueva física proclama lo bien fundado de la «Visión penetrante» de las tradiciones espirituales más elevadas. Capra, Bohm y el Budismo enseñan que no hay cosas ni entidades estáticas. No hay más que procesos y eventos. Las piedras, las montañas, los árboles, los animales, los seres humanos, no son más que procesos parciales expresando, de acuerdo a sus limitadas estructuras, la Realidad Una y prioritaria del Holomovimiento que los engloba, sostiene y domina…”
Robert Linssen