El proceso de permitir que el espacio sea ocupado por algo superior al tiempo tiene mucho que ver con el discernimiento consciente. El yo concreto, epítome del logro humano, que busca su ascenso hacia el Yo superior debe seguir este camino de perdón en el que se vuelve preciso conseguir que el mal se convierta en bien, devolver luz a la oscuridad. El yo es capaz de hilvanar el devenir de un modo que se representa como un hilo, y si ese yo es capaz de trascenderse a sí mismo, permitirá que ese hilo dorado guíe a la consciencia hacia los reinos de lo suprahumano. El trascenderse a sí mismo implica que debe permanecer la integridad conquistada de la consciencia, pero deben vencerse todos los automatismos de los mundos inferiores y depurarse todas las afinidades, que en un pasado ayudaron a conformar esta cohesión, pertenecientes al mundo de la concreción física-astral.
Ese Hilo de Ariadna, ese antakarana, ese intrépido yo en busca de la libertad, debe superar a las fuerzas gravitatorias que lo atraen hacia la densidad del sueño, y para superar esa atracción negativa debe volverse puro, fuerte y liviano.
¿-.-_._-__._._._.----_---.--_-.__._._-.-_.__.__--.-__._----..-__._-._--.---.-_._?
Se trata de que los embates del mal, venga este de donde venga, no penetren nuestra armadura, no se instalen en los corazones y las mentes. Si eres capaz rechazar la acometida oscura evitando que envenene tu pensar, y eres capaz de contraatacar con la luz más pura que seas capaz de dirigir, en vez de añadir más oscuridad a la oscuridad, es que conoces el código de la Dignidad.
_-_-.--_._.__-_-__.-_._--__-_._--.--_--_-_.__-_-----_-_-._--.---_--_-.--_-__.--_--__---_.___-__-_-_-_-.--_._.__-_-__.-_._--__-_._--.--_--_-_.__-_-----_-_-._--.---_--_-.--_-__.--_--__---_.___-__-_-__._-_---.---_.--_----_..--_--._-_-_-_._--__-_.__--__-__--.--_._llama “espíritu de vida” a la substancia con la que rellena los espacios interiores de la memoria que son así liberados de las impresiones negativas del pasado y que, llevándolo con sus intuiciones morales, esta substáncia proporciona la posibilidad de transformar el mal en bien.
Ese Hilo de Ariadna, ese antakarana, ese intrépido yo en busca de la libertad, debe superar a las fuerzas gravitatorias que lo atraen hacia la densidad del sueño, y para superar esa atracción negativa debe volverse puro, fuerte y liviano.
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Se trata de que los embates del mal, venga este de donde venga, no penetren nuestra armadura, no se instalen en los corazones y las mentes. Si eres capaz rechazar la acometida oscura evitando que envenene tu pensar, y eres capaz de contraatacar con la luz más pura que seas capaz de dirigir, en vez de añadir más oscuridad a la oscuridad, es que conoces el código de la Dignidad.
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