lunes, 9 de septiembre de 2024

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# En lo que a la “razón” se refiere, existen dos estados mentales diferenciables: (i) uno, διάνοια, tendría que ver con la  racionalidad en tanto que razonamiento discursivo y (ii) el otro, la razón pura en sí misma que,  actuando como νοῦς, implica una percepión inmediata de las verdades eternas. 

La νοῦς puede comprender, no sólo verdades concretas y formales, sino también éticas, trascendentes y numinosas.


# Accediendo a un espacio de orden anterior a la especialización, anterior a la ramificación, se puede percibir la información extrasensorialmente. 


# De modo similar a cómo nuestras palabras, nuestra voz, requieren que el aire pase por ciertas cavidades de nuestra fisiología, nuestra mente puede dar forma de pensamiento y sentimiento a algo que, expresándose mediante esta forma, la trasciende.


# Patrones de pensamiento o comportamiento emitidos desde un foco potente y coherente pueden propagarse a través de un universo probabilístico mediante reverberaciones sincrónicas. Esto puede conducir a la formación de auténticos campos de influencia y resonancia que dan forma al modo en que las personas perciben e interactúan con el mundo que los rodea.


# Existe un elemento de direccionabilidad en la interacción entre nuestro sistema cognitivo y el campo de experiencia. Nuestra interacción con el campo de experiencia involucra un proceso activo de selección, procesamiento y respuesta. 

La atención guía nuestra conciencia de manera intencional para generar una red representacional coherente basada en los inputs implicados. Esto es, la atención actúa como la tejedora de una red que se extiende, conecta y organiza nuestros pensamientos, experiencias y percepciones buscando patrones y significado. Si entendemos la atención como fundamento de una red representacional y dinámica, vemos su papel crucial en el modo en que podemos interpretar y acceder a las realidades.